¿Aves venenosas? Científicos descubren especies capaces de provocar un paro cardiaco

CIUDAD DE MÉXICO, 23 de enero de 2024.- (Enseñame de Ciencia) Las aves siempre han resultado fascinantes para el ser humano, al grado de ser uno de los grupos de fauna más estudiados y descritos por miles de fanáticos y ornitólogos que año con año actualizan las bases de datos con el número de avistamientos de las diferentes especies y de esta forma se obtiene información importante sobre la salud de las poblaciones.

A pesar de ser uno de los grupos más estudiados, existen lugares en lo que por su ubicación geográfica no han podido ser estudiados o bien, aves muy similares a otras, que pasan por la misma especie. Pero conocer la diversidad que nos rodea, ayuda a preservar las especies.

Así fue como una expedición científica en las selvas de Nueva Guinea organizada por investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), han logrado el avistamiento de dos aves endémicas de estas tierras y han podido descubrir que el silbador de Schelegel y el silvador nuquirrufo son especies de pájaros venenosos.

El silbador de Schlegel (ave de nombre científico Pachycephala schlegelii) es un pájaro que fue descubierto en 1871, mientras que el silbador nuquirrufo (Aleadryas rufinucha) lo fue 1874, Ambas especies son endémicas de Nueva Guinea y hasta ahora se conocían pocos datos sobre ellas debido a que viven en zonas de muy difícil acceso para los humanos.

Estas aves viven en junglas y bosques subtropicales poco explorados de esta gran isla situada al norte de Australia.

«Logramos identificar dos nuevas especies de aves venenosas en nuestro viaje más reciente. Estas aves contienen una neurotoxina que pueden tolerar y almacenar en sus plumas», expresó Knud Jonsson, investigador del Museo de Historia Natural de Dinamarca y el coautor del descubrimiento.

De acuerdo con la investigación, los cambios genéticos en el ADN de estas especies de pájaros les han permitido sintetizar una ponzoña como mecanismo de defensa contra sus depredadores. «Las dos criaturas aladas contienen una neurotoxina que pueden tolerar y almacenar en sus plumas», dice Knud Jonsson, del Museo de Historia Natural de Dinamarca.

Para poder llegar a estos resultados, los investigadores han capturado ejemplares de las dos aves y comprobaron que han desarrollado la capacidad de consumir alimentos tóxicos y convertirlos en su propio veneno.

«Nos sorprendió mucho encontrar que estas aves fueran venenosas, ya que no se han descubierto nuevas especies de aves venenosas en más de dos décadas. En particular, porque estas dos especies de aves son muy comunes en esta parte del mundo», comenta Knud Jonsson.

Las aves portan el mismo tipo de toxina que las ranas dardo venenosas de América del Sur y Central. La especie ha logrado que la toxina se encuentre en la piel y las plumas, demostrando así, que la toxina está más extendida de lo que se creía.

La batracotoxina es una neurotoxina altamente potente que puede provocar un paro cardíaco casi al contacto en concentraciones altas y según los investigadores, «La toxina de las aves es del mismo tipo que la que se encuentra en las ranas, que es una neurotoxina que, al obligar a los canales de sodio en el tejido del músculo esquelético a permanecer abiertos, puede causar convulsiones violentas y, en última instancia, la muerte».

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